viernes, 23 de septiembre de 2011

Crítica de "Arrietty y el mundo de los diminutos"

El otro día tuve la oportunidad de ir a ver al cine la última película de Studio Ghibli, la compañía de animación japonesa que se ha encargado de realizar películas tales como El Viaje de Chihiro o El Castillo Ambulante, y más recientemente, Ponyo en el acantilado. Aunque los trabajos de éste estudio han sido aclamados por la crítica e incluso llegaron a recibir el Oscar a Mejor Película de Animación con El Viaje de Chihiro, sus películas no suelen recibir en Occidente la atención que buenamente merecen, y solemos tener que conformarnos con recibirlas tarde y con escasa publicidad. Ésta, en concreto, se proyectaba tan sólo en cinco salas de cine de Madrid, y apenas ha contado con un recibimiento adecuado.

Pero mejor tarde que nunca, y al fin contamos en España con Arrietty y el mundo de los diminutos, que allá en Japón salió hace cosa de un año.






Arrietty y el mundo de los diminutos cuenta la historia de una chica de catorce años, más o menos normal... sino fuera porque mide tan sólo diez centímetros y vive con su familia en una casa diminuta escondida bajo una mansión en medio del campo. La familia se ha mantenido desde siempre escondida de la visión de los seres humanos, sin embargo, la llegada de un niño enfermo llamado Shō causará que la vida de los "incursores" (pues se dedican a entrar en la casa para tomar prestados determinados objetos) cambie para siempre.


Cualquiera que haya visto otra película de Studio Ghibli reconocerá en Arrietty los elementos y temas más clásicos de los otros trabajos del estudio: una protagonista fuerte e independiente, una historia de amor difícil, el respeto hacia la naturaleza y la esperanza. Y sobre todo, un estilo completamente opuesto al que Disney nos presenta con sus filmes: no vamos a encontrar una fábula con una moralina masticada o una trama complicada con reveses del destino. Arrietty es una película sencilla en cuanto a historia, con personajes que vamos a conocer más a través de sus actos y gestos que de sus palabras, y eximiendo cualquier intento de educar al espectador o de inculcarle una enseñanza.

Arrietty y el mundo de los diminutos es más bien un enorme cuadro, lleno de colores, detalles y sonidos, una enorme y preciosa creación que, al igual que el resto de películas de Ghibli, pretende abrir ante el espectador los sentimientos de sus personajes para alcanzar su corazón. Junto a la maravillosa banda sonora, se nos va a presentar un mundo que, a pesar de desarrollarse en unos pocos metros cuadrados (una casa veraniega y un jardín lleno de flores), deja lugar para desarrollar todo un universo de emociones.


En conclusión, salí muy contento del cine, por una parte por haber tenido la oportunidad de ver una nueva película de Studio Ghibli, y por otra porque no me había decepcionado lo más mínimo. Os animo a que la veáis, aunque sea para volver a creer, durante unas horas, en los pequeños seres que se nos cuelan por casa para robarnos terroncitos de azúcar ;)

1 comentario:

  1. La película es preciosa: toda una divertida reunión de colores que te hace soñar. Pero debo discrepar en el asunto de la banda sonora. De hecho, creo que la película pierde parte de su magia por este motivo. En mi opinión, resulta demasiado simple y pop.

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